miércoles, 30 de junio de 2010

El Barrio Universitario

El Barrio Universitario


Una originalidad inventada.




En el Barrio Universitario es un barrio donde circula no solo gente, sino también un estilo de vida y de pensar. Este estilo de vida se ve reflejado en el hecho concreto de circulación de personas de un ente institucional de tipo universitario. En este caso hablaré del barrio universitario ubicado en la Universidad de Concepción.
El Barrio de la Universidad de Concepción es un campus de estudios donde se destaca por sus amplios prados y su riqueza visual en la arquitectura. Estos extensos espacios de verdes dentro de la Universidad de Concepción son espacios totalmente abiertos a la comunidad. Y la vida que se desarrolla no es completamente universitaria y académica, sino que también se da como un área de recreación y encuentro.
Dentro de estas aéreas se hallan “estatuas” de tipo decorativo, quizás para que los prados no se vean tan vacios. Pero esencialmente debe ser por un ámbito de generar pensamiento y desarrollo cultural, aparte de la función primaria de decorar. Estas esculturas manifiestan un tipo de arte, representando lo culto, la sabiduría y el conocimiento que se implementa dentro de las dependencias de una institución que quiere reflejar la misma ideología. Al momento de referirse a las esculturas nos referimos al universo donde están situadas, en este caso, en un organismo regido por saberes de tipo Masón. Y este detalle no es menor debido que la imagen de estas estatuas representa un poder inmenso que generan a su favor.
Las estatuas que están dentro de las dependencias de la Universidad de Concepción representan una cosa muy distinta para lo que fueron hechas en su inicio. Las estatuas que nosotros vemos dentro de la Universidad de Concepción son reproducciones de obras realizadas en otra época. Para empezar son estatuas de Grecia robadas por los Romanos. Y recalco este hecho por que se dice que estas estatuas las adornaban los Griegos, pintaban y decoraban con artilugios y muchos colores cosa que los Romanos obviaron y las pintaron de blanco. Y las pintaron por razones que se pueden concluir, como para apropiárselas y no llegar a ser las mismas obras de los Griegos o también para no darles tanta importancia a estatuas no hechas por ellos; ya que a diferencia de los Griegos, los Romanos, gastaban la mitad de su capital en adornar sus estatuas.
Este hecho que luego se ve reflejado en la mera formalidad que nosotros le damos al pintarlas blancas, como también lo hicieron los Romanos. Al final de cuentas no fueron hechas para estar en un patio de una facultad de la Universidad. La función principal se perdió y más su contexto en el cual fue situado en un principio. La función solo se ve como un hecho decorativo, y hay un hecho a favor y considerable en ser solo una reproducción y no un original. Al final esta reproducción solo se valida por ser nada más que solo una copia y se puede transformar en lo que quiera y perder su ocupación primaria. Solo el original puede reclamar dicha obligación. Así que al ver estas estatuas decorativas dentro de los prados universitarios nos hablaran de un pasado pero también de un presente donde se rozan y transpiran mutuamente. No podemos obviar ni una de las dos miradas, solo saber que estas dos miradas nos hablan como una sola.
Cuando hablamos de esta originalidad en la copia de una escultura puedo mencionar que vivimos en una cultura que mira hacia tratar de imitar otro original. Como Latinoamericanos nos vemos envueltos en tratar de mirar y copiar lo que viene del extranjero; y tratar de ser unos originales, pero siempre siendo reproducciones del original. Como Latinoamericanos nos apropiamos y transformamos todo lo que viene de afuera y de países más desarrollados (países a los cuales aspiramos llegar a ser y solo podemos alcanzar ese ideal con la mera simulación y ficción de una realidad copiada). Queremos tener como propias estas esculturas, siendo que nunca fueron hechas por algún coterráneo. Al final como parte de una reproducción se impregna de nuestra cultura y vemos como logra insertarse desde otra mirada y una nueva lectura.
A partir de lo que hablaba de la originalidad, podemos dialogar de la reproducibilidad que nos plantea Benjamín. Al final de cuentas no habría un original sino posibles reproducibles. Como miremos estas obras será lo interesante, primero tenemos que estar consientes que no fueron hechas para este contexto y que solo las utilizamos para decorar y creer en este mirar hacia lo ajeno. Esta mirada turnia que la podemos transformar en una mirada propia, y lo vemos ejemplificado en las protestas estudiantiles donde las estatuas pasan a ser un soporte de obra para demostrar malestares o quejas. O podemos mirarlas como simples copias mal hechas que adornan de un modo muy erróneo los patios de un Barrio Universitario.

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